Merece la pena venir al mundo para saludar al otoño, cuando llega con sus enaguas de lluvia y abanicando con su plumero el silencio que empieza cuando acaba la lluvia de las nubes sollozas.
Así debe ser la eternidad, el infinito, la nada final. El otoño tan tierno, tan sentido...
Rubén Darío De otoño
Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahora con aquella locura armoniosa de antaño?Ésos no ven la obra profunda de la hora,la labor del minuto y el prodigio del año.
Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa,cuando empecé a crecer, un vago y dulce son.Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa:¡dejad al huracán mover mi corazón!
Neruda Testamento de otoño
MATILDE URRUTIA, aquí te dejolo que tuve y lo que no tuve,lo que soy y lo que no soy.Mi amor es un niño que llora:no quiere salir de tus brazos,yo te lo dejo para siempre:eres para mí la más
bella
Mario Benedetti A la izquierda del roble
ayer llegó el otoño/ el sol de otoño/ y me sentí feliz/ como hace mucho/ qué linda estáste quiero/ en mi sueño/ de noche/ se escuchan las bocinas/ el viento sobre el mar/ y sin embargo aquello/ también es el silencio/ mírame así/ te quiero
Octavio Paz Otoño
En llamas, en otoños incendiados,arde a veces mi corazón,
puro y solo. El viento lo despierta,
toca su centro y lo suspende
en luz que sonríe para nadie:
¡cuánta belleza suelta!
Gustavo Adolfo Bécquer Rima IX
Besa el aura que gime blandamente
las leves ondas que jugando riza;
el sol besa a la nube en occidente
y de púrpura y oro la matiza;
la llama en derredor del tronco ardiente
por besar a otra llama se desliza;
y hasta el sauce, inclinándose a su peso,
al río que le besa, vuelve un beso.
Paul Verlaine Canción de otoño
Los sollozos más hondos
del violín del otoño
son igual
que una herida en el alma
de congojas extrañas
sin final.
Tembloroso recuerdo
esta huida del tiempo
que se fue. Evocando el pasado
y los días lejanoslloraré.Este viento se lleva
el ayer de tiniebla
que pasó,una mala borrasca
que levanta hojarasca
como yo.
John Keats Al Otoño
Estación de la bruma y la dulce abundancia,
gran amiga del sol que todo lo madura,
tú que con él planeas cómo dar carga y gozo
de frutos a la vid, bajo el pajizo alero;
cómo doblar los árboles musgosos de las chozas,
con peso de manzanas, y sazonar los frutos.
y henchir la calabaza y rellenar de un dulce
grano las avellanas: cómo abrir más y más
flores tardías para las abejas, y en tanto
crean puesto que los cálidos días no acaban nunca,
pues les colmó el estío sus pegajosas celdas.
José Luís Perales Canción de otoño
Como sopla el viento en las ventanas,
como llueve hoy.
Como está la calle de vacía,
como muere el sol.
Estos días grises del otoño
me ponen triste
y al calor del fuego de mi hoguera,
te recuerdo hoy.
...
- Dos temas musicales instrumentales con temática otoñal
- Vivaldi El Otoño
- Música de Relajación. Paisajes de Otoño
En el otoño, cuando las hojas caen y, según los poetas, las musas engordan y amplían sus abarcables cinturas, también cambian las circunstancias: empieza la mañana y empieza como termina, el sol
rojo y, el cielo y las nubes, rosas como el ladrillo recién cocido. Y es que, la estación ocre se ha instalado entre nosotros con su rara belleza, esa su calidez casi deslumbrante; con su cortejo
de colores únicos, que le ponen pinceladas a esta estación nostálgica y reflexiva.
De la luz portentosa del verano, de la frenética actividad que nos pide calle en el estío, pasamos a luces más matizadas, menos hirientes a la retina; puede decirse que es una invitación en toda
regla a que nos repleguemos íntimamente, una preparación en definitiva para el frío invierno y el ascua del hogar. Creo, también que, por todo ello, el otoño duerme a los pájaros, los anestesia,
les canta una nana de sombras, les inyecta el miedo y los introduce en el profundo pozo del desaliento.
Las ramas despojadas de sus vistosas prendas semejan huesudas manos que intentan acariciar las nubes, y miramos, con renovada candidez infantil, la caída de unas hojas, sin saber demasiado bien
qué es lo que dicen. En ocasiones, caemos en la cuenta de que es el mensaje con el que NATURA nos recuerda que los ciclos tienen su razón de ser y que es el tiempo de centrarnos en los impulsos
que vienen de dentro, con los ojos adormilados, recordamos aquella novia que ya no existe; la historia de aquella vecina, preciosa, que la perdió un señorito, y se quedó para vestir santos; la
lluvia, otra vez, chorreando por las tapias de los huertos.
Y ahora que el otoño ha dormido a mis pájaros y que el viento del Norte se ha detenido para regalarnos la templanza del aire, me voy a la cama con la esperanza renovada del primer trino mañanero,
que es mi despertador habitual, con esa certidumbre de que, por lo menos aquí, entre las hiedras que aíslan mi casa del resto de la gente de Montehermoso, encuentro un poco de paz y de sosiego,
un poco de cordura, aunque en el horizonte planeen las sombras de los pájaros muertos.