El día de San Valentín no es sólo un invento comercial ligado a los enamorados y a los regalos. Tiene sus antecentes históricos en fiestas paganas que datan de la época de los romanos y asociadas a la fertilidad. Parece ser que el cristiano Valentín, obispo de Interamna Nahartium, en Italia, era un médico romano que se hizo sacerdote y casaba soldados, dedicándose a casar en secreto a parejas que quisieran formar una familia con la gracia del sacramento. Esto le valió la cárcel bajo el mandato de Aureliano, sucesor de Claudio, donde introdujo en la fe cristiana a la hija ciega del carcelero. Valentín fue decapitado un 14 de febrero de 270, por lo que se eligió este día como "DE LOS ENAMORADOS".
San Valentín en España.
Durante las vísperas al 14 de febrero muchas parejas se embarcan en la búsqueda del regalo perfecto. Las rosas suelen ser el obsequio estrella, aunque, cada vez más, se regalan otro tipo de flores. Y siempre acompañadas de algún mensaje cariñoso. Otra de las costumbres consiste en invitar a la pareja a una cena romántica, una escapada romántica a un hotel o una estancia en una casa rural. Y una tradición que está cogiendo fuerza cada año es la de regalar prendas de lencería.
A continuación, mostramos algunas ideas para celebrar éste hermoso día y así, vivir lo más intensamente posible, la festividad de SAN VALENTÍN.
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Mi memoria tiende siempre a buscar consuelo en las historias gratas que he vivido, y sobre todo, aquella que me ocurrió en el primer encuentro visual con Sagrario.
Ahora, en la decrepitud de mis años, me siento ante el ordenador dispuesto a empezar este relato amoroso y sin levantar los ojos sé que todo el escenario que voy a describir se halla en mi
subconsciente y que todo el cuerpo es un músculo de alambre tenso ante esta situación tan inquietante. La belleza de aquel recuerdo del pasado aún se resiste a abandonar totalmente mi
mente. Espero un rato a que vayan fluyendo, con el interés pactado de antemano; sin emociones ni razones; ya van surgiendo, porque hasta las ideas me sobran cuando escribo sobre ella y más, si se
trata de plasmarlo en una carta de AMOR.
Algunas veces he reflexionado sobre este tema, pequeñas evasiones que me sirven para entretener esperas aburridas, rellenar silencios mentales e incluso preocupaciones diarias. ¿De dónde sale ese
impulso que invade la nostalgia que me domina? Pido perdón por utilizar recuerdos de mi ayer, pero expresivos de toda la vida que disfruté. Puede que de la memoria, de la mala memoria, al menos
en esa parte del cerebro cansado, que algunos llaman veterana, otros, ancianos de siempre y los cursis, tercera edad: porque los viejos también viven de sus recuerdos. La memoria. La dichosa
memoria. Mira que tiene gracia y, explicación pedante, que yo me acuerde cómo iba vestido en aquel día la ví por primera vez. Y es que, en esos casos, la memoria nunca traiciona.
¡Bienvenida a mi mundo, amor mío! Un día leerás en los libros que cuando se abrieron tus ojos a mis sentidos, las trompetas anunciaban una pasión desorbitada, en un pequeño universo de
Montehermoso.
¡Bienvenida a mi mundo, AMOR ESPERADO!.
Bienvenida a mi mundo que viaja a las estrellas y descubre el enigma de la vida con sentido: que ha descubierto la poesía, la música, la filosofía, la física, la matemática, el periódico, la
radio y la tele, y aún he conseguido la jubilación sin tormento y no me marchito entre cuatro paredes por falta de tu amor y dedicación. Algún día te contaré qué pasaba en el mundo cuando
llegaste a mi corazón. Pero hoy lo importante es que me has abierto los ojos y surge espontáneamente ¡¡TE QUIERO!!. Si quieres, cambio "te
quiero" por cualquier otra de las grandes palabras que llenan mi boca, mi corazón y hasta mi alma, y llegaremos a la misma renuncia. También en el amor hay que renunciar.
Los amantes pronuncian mil veces el nombre de su amado. Lo repiten en voz baja, cuando nadie los oye. Lo escriben en un trozo de papel, jugando con distintas caligrafías. Primero, en letra
menuda, minúscula, para que cueste leerlo, como si así el nombre se transformara en un secreto. Después, las formas se alargan e inclinan, en una especie de danza del corazón y el papel. Utilizan
también la caligrafía redonda de los niños, clara como el agua de río. Con la punta del dedo recorren los trazos de la tinta. Cada vez que pronuncian el nombre en voz alta, vierten una intensidad
distinta: la voz puede ser un tintineo de campanas, condensarse hasta hacerse gruesa como la cepa de un árbol, volverse lenta al desear que la palabra no termine. Al pronunciarlo quedamente, con
la cabeza hundida en la almohada y los brazos a su alrededor, el nombre se transforma en un hilo de aire. Es un murmullo que se escapa de los labios entreabiertos, que pierde nitidez para
confundirse con el aliento.
¡Bienvenida a mi mundo, MI AMOR ESPERADO!.
No sé cómo saldré de esta marejada que debería servir para cuestionarme todo lo vivido, lo perdido y lo soñado. Para los de mi generación queda el miedo a perder la parca pensión de jubilación.
Para ti, el sabor a ceniza de vernos con fuerzas para besarnos la próxima vez. Para nuestros ojos, tan sólo queda el desfondamiento de los amantes de tener derecho a todo y se ven, de golpe, sin
una migaja de lo vivido y sin el hábito de exigir y golpear los muros para observar si caen.
Al final, sólo nos queda ese AMOR que nos llena cuando estamos cerca. ¡Ea, a cambiar el mundo del AMOR, pero siempre conmigo!.
¡Bienvenida a mi mundo, y ahora, más que nunca, siento que vas llegando!.
Montehermoso febrero de 2013