Los Negritos de San Blas, en Montehermoso, son unas fiestas en las que es difícil permanecer como mero espectador -excepto cuando se representan las danzas ancestrales- ante el torbellino de la música tamborilera, movimientos simbólicos y bailes ordenados, protagonizados por el pelotero y sus acompañantes.

Todos los espectadores conformamos una marea humana, con los vestidos más guay del momento, y concentrados al anochecer del día 2 de febrero, donde es tradicional que la representación de la “Velá” se lleve a cabo en la ermita del santo patrón, San Blas. El ambiente y la cantidad de personas que van hasta la ermita, bien merecerían unos acordes en la popular representación. Una celebración que atrae cada año a un número mayor de visitantes y que nunca deja de sorprender por su singularidad.

La festividad oficial del Patrón se celebra cada 3 de febrero. De hecho, ese día tiene lugar la salida procesional de la imagen de San Blas por las calles del pueblo, impulsada por la hermandad del santo, que tiene su sede en la ermita que lleva su nombre. La celebración institucional consiste en una misa en la ermita, a la que acuden los devotos, personalidades del Ayuntamiento y representantes de la organización. 

La celebración termina en la Plaza España toda repleta de gente que la llena al completo, y donde abrimos al unísono nuestros ojos atónitos al ver cómo se mueven los danzarines a los acordes de la música del tamborilero. Aquí se volvió loca la gente. Loca de alegría. Espléndida, espontánea, tan volcada con la representación como el palotero recién vencido de tanto movimiento.

En fin, que todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar. Como todo el mundo sabe la fiesta de los Negritos tiene mucho arraigo. Y eso es algo definitivamente insoslayable. La fiesta de los Negritos parece haberse convertido en una especie de rito anual de Montehermoso. Algo así como su destino identitario en lo nacional. Y eso es serio, supongo. Todo porque Montehermoso aúna algunas de las tradiciones más importantes y curiosas de la comarca. Después de la fiesta de los Negritos para rendir devoción a San Blas, la siguiente cita será ya en los carnavales, que es una manifestación en la que los habitantes se ponen al mundo por montera.

Bueno .. y aquí termina mi periplo de la fiesta de los Negritos, que tanta ilusión me hacía vivir en primera fila. Ya puedo morir tranquilo, pues ya he quemado mi colesterol traicionero.

Los Negritos del 2012         Los Negritos del 2014        Los negritos del 2017

Cuando las campanas han tocado a la Velá, los negritos se dirigieron a la Iglesia, a la puerta de la cual bailan la Zapateta y recogen al sacerdote. Después visitan la Ermita de San Sebastián, donde veneran y bailan al santo. A continuación, toman camino de la ermita de San Blas y allí, el palotero intenta bailar la Zapateta, pero los demás negritos se lo impiden y son ellos los que bailan por parejas. 

La mañana del día 3 de febrero empieza a despuntar, el grupo de los Negritos se reunirá para comenzar con el ritual. Como manda la tradición se vestirán cuidadosamente con el traje típico de montehermoseño y se tiznarán sus caras con corcha quemada. Saldrán a la calle para recorrerlas entre la alegría de sus gentes hasta llegar a la ermita de San Bartolomé donde se celebrará la santa misa.

Poco después, una vez finalizada la misa, la cual comenzará a las 11.00 de la mañana en la ermita de San Bartolomé, y acompañando al Santo en singular procesión, recorrerán la distancia entre su ermita y la Plaza de España donde a las 12.00 de la mañana exhibirán sus coloridas danzas en honor a San Blas.

Seguidamente, los mayordomos recorrerán las calles de la localidad pidiendo la “maná” para el santo y vendiendo sus tradicionales cordones, bendecidos durante la misa, los cuales se anudan a la garganta para proteger de los males de ésta durante todo el año. Tras la pedida, continúa la celebración festiva para los visitantes y lugareños, con el ambiente que otorga esta Fiesta a la localidad de Montehermoso.

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