Tras la corrida de toros y la correspondiente suelta de la vaquilla, que dio color a la tarde, llegó el momento del doble espectáculo musical.
La última jornada, se iniciaba con la misa y la subida del santo patrón a su ermita. Un estallido de alegría se apoderaba de los centenares de personas que quisieron vivir de cerca el momento más bonito de toda la fiesta.